Lo decía Herman Hesse hace muchos años, y en esta época su frase nos puede servir:
“Cuando aprendemos a escuchar a los árboles, la brevedad, la rapidez y apresuramiento de nuestros pensamientos adquieren una alegría sin precedentes. […] Ese es el hogar. Eso es la felicidad”.
El Servicio Forestal de Islandia recomienda a sus habitantes abrazar a los árboles, ahora que no podemos abrazar a las personas. Y no parece una mala idea, a priori. Acurrucarnos en los gruesos o delgados troncos de estos ancestrales habitantes de los bosques nos ofrece una sensación de relajación única.
“Cuando abrazas un árbol, sientes que comienza algo en los dedos de los pies, sube por las piernas, sube por el abdomen y luego sube al cerebro. Tienes una buena sensación de relajación y estás listo para un nuevo día y nuevos desafíos “, dice Þór Þorfinnsson, forestal en el este de Islandia. – (Servicio Nacional de Radiodifusión de Islandia)
Es por ello que la silvicultura anima a las personas a buscar consuelo contra las preocupaciones virales abrazándose a los árboles. En el museo de árboles en Hallormsstaður, se limpió la nieve de los senderos del bosque para facilitar que las personas se acerquen a los árboles y participen en actividades al aire libre y ejercicio en el bosque.
Precauciones: muchas personas no deben abrazarse al mismo árbol
Pero no podemos olvidar la seguridad. Los guardabosques del Bosque Nacional Hallormsstadur despejan diariamente los caminos para evitar que los visitantes entusiasmados por abrazar un árbol se crucen con otras personas. “Ahora hay muchos árboles para que la gente no tenga que abrazar el mismo árbol”, afirman.
Las precauciones para evitar contagios en el bosque son las mismas que si fueras a un supermercado. Distancia, entre las personas,caminos muy anchos, perderse para encontrar nuevos árboles. La única diferencia que a cambio recibirás un abrazo arbóreo lleno de energía nueva y natural. El servicio forestal asegura que con 5 minutos al día junto a un árbol es suficiente.
