Conocida también como pitahaya o fruta del dragón, es originaria de América Central, aunque actualmente se encuentra tan extendida que es fácil encontrarla en muchas otras partes del mundo.
Su aspecto la confiere una estética realmente exótica, con un exterior rosado y escamas verdosas que recuerdan la piel de un dragón. En el interior su pulpa es blanca con numerosas semillas negras, aunque existe otra variedad menos habitual con el interior rosado. Otro tipo menos común tiene la piel amarilla y la pulpa blanca.
Este fruto pertenece a la familia de las cactáceas, es decir los cactus, por lo que se caracteriza por poseer un alto porcentaje de agua, resultando un alimento muy hidratante.
En cuanto al valor nutricional de la pitaya, esta fruta destaca sobre todo por ser rica en antioxidantes, principalmente vitamina C y flavonoides, —aunque su capacidad antioxidativa parece menor que en otras frutas, sobresale principalmente en su capacidad para inhibir los radicales libres sobre ciertos lípidos.
La fruta del dragón aporta además una cantidad significativa de fibra (3 gramos), por lo que ayuda a tener buenas digestiones. En cuanto a minerales destaca en magnesio y en menor medida en hierro y calcio.
Por contra es baja en grasas, carbohidratos y proteínas, así como en su aporte calórico, aportando unas 60 calorías por pieza de fruta.
A la hora de consumirla, es habitual comer la pitaya de manera similar al kiwi. Puede partirse por la mitad e ingerir la pulpa con una cuchara o ser pelada por completo y troceada. Su sabor destaca por su dulzor.
Fuente Microsoft News
